viernes, 15 de octubre de 2010

De la Dialéctica... 'Ser y Hombre' (La cuestión relacional).

La Relación esencial entre el ser y el hombre.

El paso que Heidegger da, para ir más allá de la tradición es en ver al hombre a la luz de la relación con el ser. El termino dasein, es para Heidegger la esencia del hombre, que se manifiesta como el cómo del ser, como la forma por antonomasia en la cual el ser se ha de de-velar. El hombre es para Heidegger, el claro mismo de la verdad del ser, es el ente donde brilla y se hace transparente el ser mismo.

Según Heidegger el horizonte antropológico de la modernidad queda superado desde el contemplar al hombre desde este pre-supuesto, desde el dasein. Si el hombre sólo es hombre, a raíz del dasein, la pregunta por el sentido y verdad del hombre, deja de ser antropológica (como se había contemplado durante toda la tradición) y así se retorna al ser mismo[1].

El hombre debe de ser interpretado no desde una antropología en sentido convencional, sino desde una onto-antropología haciendo ahínco en el aspecto fundamental del dasein en cuanto a su relación con el ser. Esta relación es la primacía del ser que se pregunta por el sentido del ser, que recae justamente en el ente que busca la verdad del ser, y que en su ser sé de-vela la verdad misma del ser, y que como rasgo natural de él le va el lenguaje en cuanto articulación de su existencia, y el pensar en cuanto pensar la verdad del ser.

Por ello el hombre en cuanto tal se da cuenta de que es el ser que se pregunta por el ser; este manifestarse como el ente que busca la verdad del ser, Heidegger lo llama claro, en cuanto apertura del ser para con el dasein, y en este darse cuenta de la donación del ser es donde el ser habla, donde se desnuda en cuanto develar, la verdad del ser.

Heidegger apunta al hombre como el ser en que se devela la verdad misma del ser, recurriendo a un escrito un poco tardío tiempo y ser, para exponer la temática en cuanto al de-velar que en todo caso es la alétheia, ‘…hemos de pensar la alétheia, el desocultamiento, como el claro que permite al ser y al pensar el estar presente el uno para el otro[2], de modo que en el hombre entran en fusión tanto el pensar y al ser, los cuales llevan al hombre hacia la proximidad del ser, en cuanto habita en el habla. Y, en cuanto el ser habla en el pensar y habla del hombre, desnuda su verdad.

La relación esencial entre el ser y el hombre dentro del pensamiento de Heidegger, está expuesta en ‘La Carta del Humanismo’. Que fue publicada en 1947, hacia Jean Beaufret en respuesta sobre cómo se puede devolver el sentido a la palabra humanismo, y tambien en respuesta al existencialismo naciente de Jean-Paul Sartre, que dice en su tesis principal ‘el existencialismo es un humanismo’, y que ‘la existencia antecede a la esencia’.

Heidegger ubica la relación entre el ser y el hombre de una forma de reciprocidad. Donde la primacía en la relación le va al ser mismo, ‘el hombre no es lo esencial sino el ser[3]’, de modo que para Heidegger el ser es lo primario por antonomasia. En Ser y Tiempo, esta relación parece ser casi nula, ya él Heidegger mantiene que hay ser donde hay dasein, en la carta del humanismo se abre el giro de Heidegger, del dasein al ser, del hombre al ser, el retorno del ser, entonces en la carta del humanismo, el ser abre la reciprocidad con el dasein como donación de la eyección, en el estado de arrojado, el dasein goza de la relación del ser, y así el ser es lo fundamental, en cuanto a referencia y esencia del hombre. De modo que Heidegger se aleja de la condición de posibilidad, de que para que haya ser debe haber dasein que se dé cuenta de ello.

El ser necesita del hombre.

Como se ha dicho con anterioridad, en la relación del hombre con el ser, el ser es lo más importante, es lo primario por antonomasia; pero hay que tomar en cuenta también que el hombre es necesario para la relación, de modo que el ser también necesita del hombre. El ser y el hombre son una dualidad inseparable, y la formula de Heidegger para expresarlo es esta… -Que la realidad fundamental para con el hombre-y-el-ser, no es el ser como fenómeno fundamental, sino la relación entre estos dos, como una relación de ser y existencia[4]. Pero aunque la relación sea reciproca no está totalmente equilibrada, ya que la relación depende del ser, el ser sigue teniendo la primacía: así Heidegger dirá que la relación tiene su fundamento en el habla del lenguaje, y en cuanto lenguaje, el lenguaje es la casa del ser, el hombre pertenece al ser, el hombre es el claro, y el lenguaje el cómo de la verdad del ser.

El lenguaje como la casa del ser.

Para Heidegger, el lenguaje es el cómo en el cual se establece la relación entre el ser y el hombre, el lenguaje es el claro, es el cómo donde se manifiesta la cercanía del ser; por ello ‘el lenguaje es la casa del ser[5]’, ahora hay que aclarar un punto muy importante, ya que esta frase de Heidegger ha sido, en ocasiones, malinterpretada.

El hecho de que el lenguaje se manifieste como la casa del ser, no dice ni afirma que el lenguaje humano sea esa casa, que erigida por el hombre sea el hogar del ser (como si el ser habitara en el lenguaje humano); de serlo así, la primacía ontológica sería del hombre y no del ser, todo esto nos llevaría a concluir que mientras haya hombre y lenguaje humano hay SER, y esto no puede ser así.

Por tanto el sentido verdadero es que el ser funda esta casa, en la cual habita el hombre, el lenguaje es la morada del ser humano, sin lenguaje no hay humanidad, es el reclamo de Heidegger.

La carta del humanismo nos expresa claramente en su idea principal que el lenguaje es la casa del ser, y en su morada habita el hombre, y se mantiene que quien habla es el habla; es verdad que el hombre habla, pero él habla solamente en cuanto corresponde al ser, cuando escucha la exhortación del ser.

El hombre como guarda del ser.

El ser necesita del hombre como el guardia de su verdad, actividad sólo se ve reservada para ‘los pensadores y los poetas… su guarda consiste en llevar a cabo la manifestación del ser[6], el hombre, el poeta, el filósofo, son los custodios de la verdad del ser, son los portadores de su verdad que en cuanto portadores son profetas de la verdad misma del ser.

Para Heidegger, el preguntar se expresa en el pensar como una devoción, y el pensar sólo es articulado en medida que se habla, de modo que lo primero es el habla, y en su consecuente el preguntar esencial por el sentido y verdad del ser, que sólo se descubre en el ente que habla, en cual se devela la verdad del ser; dentro de estas expresiones podemos ver que el hombre no es dueño de nada*, el hombre no es dueño de lo ente, es El pastor del ser.

Las expresiones anteriores acerca del pensar, se refieren a que el hombre no piensa por sí mismo, como si fuera un propiedad* propia de él, el pensar dice Heidegger, ‘es el pensar del ser por el ser[7]’, de modo que los pensamientos no son propios del hombre sino que llegan a él[8].

De modo que el pensar es el acontecimiento propio del ser, y en medida que se piensa, la esencia del hombre tiene actualidad, es decir que el pensar del ser por el ser, hacen que el hombre articule su existencia, llevan a cabo la esencia del hombre; y para este mismo hecho Heidegger dice, que el poetizar, hace las mismas, ya que la poesía hace posible la instauración del ser por medio de la palabra[9] (Cfr. Erläuterungen zu Hölderlins Dichtung. Trad. Aclaraciones sobre la poseía de Hölderin, Pág 38.), desde toda esta perspectiva el hombre es visto en la doctrina antropológica de Heidegger como el claro, como el lugar por antonomasia en el cual hay que estudiar al ser mismo, y no en el hombre cualquiera, sino en el humano que habla, ya que en él se desnuda su verdad, la verdad del ser.



[1] El hombre se presenta esencialmente de tal modo que él es el –ahí-, es decir, el claro del ser…, de modo que ‘el hombre es el vecino del ser… y en cuanto exigencia dice Heidegger ‘debemos ser caminantes del camino que lleva a la vecindad del ser’. Cfr. HEIDEGGER M. Carta del Humanismo, Pág. 57 y 60.

[2] HEIDEGGER M. Das ende der philosophie und die Aufgabe des Denkens; el final de la Filosofía y la tarea del pensar, en Tiempo y Ser, trad. J.L. Molinuelo, Tecnos, Madrid, (2000), Pág. 75.

[3] Ib. HEIDEGGER M. Carta del Humanismo, Pág. 38.

[4] Ib. Pág. 40-41.

[5] Ib. Pág. 11.

[6] Ib. Pág. 11 y 12.

[7] Ib. Pág. 12.

[8] Nunca llegamos a pensamientos, ellos llegan a nosotros’, HEIDEGGER M. Aus der Erfahrung des Denkens, 2da Ed., Pfullingen, Neske, (1965), Pág 11; ‘El pensar, dicho sin más, es el pensar del ser…’ Ib. HEIDEGGER M. Carta del humanismo, pág. 15.

[9] Como un dato muy interesante es el hecho del poetizar; poetizar no está en Heidegger como el sentido Literario, sino como el sentido poético en termino griego, Poietes*-Poeta- Artesano, el que crea el que produce, entonces el producir es un resultado del ocuparse, del famoso Besorgen de Ser y Tiempo; entonces tenemos que el hombre, es poeta, en cuanto produce, y que produce gracias a que tiene lenguaje, de ahí que la instauración poética sea por medio del lenguaje.

Del mismo modo encontramos en el Evangelio de Juan el Lógos* como el principio, como lo que instaura por medio de la palabra.