miércoles, 19 de enero de 2011

La Génesis de Dios, y el asco de su sombra.


El concepto de «Dios» fue inventado como antítesis de la vida:

concentra en sí, en espantosa unidad, todo lo nocivo,

venenoso y difamador, todo el odio contra la vida. El concepto

de «más allá», de «mundo verdadero», fue inventado con el fin

de desvalorizar el único mundo que existe, para no dejar a

nuestra realidad terrenal ninguna meta, ninguna razón, ningún

quehacer. El concepto de «alma», de «espíritu», y, en fin,

incluso de «alma inmortal», fue inventado para despreciar el

cuerpo, enfermarlo —volverlo «santo»—, para contraponer una

espantosa despreocupación a todo lo que merece seriedad en

la vida, a las cuestiones de la alimentación, vivienda, régimen

intelectual, asistencia a los enfermos, limpieza, clima. En lugar

de la salud, la «salvación del alma», es decir, una. folie

circulaire [locura circular] que abarca desde las convulsiones

de penitencia hasta las histerias de redención. El concepto de

«pecado» fue inventado al mismo tiempo que su

correspondiente instrumento de tortura, el concepto de «libre

albedrío», para obnubilar los instintos, con el propósito de

convertir en una segunda naturaleza la desconfianza con

respecto a ellos.

NIETZSCHE, Ecce homo, «Por qué soy un

destino», § 8

martes, 11 de enero de 2011

‘La comprensión Lúdica-Estética de la existencia Humana, en H-G. Gadamer’. (Dos-Final)

3, Experiencia Estética y Hermenéutica.

Al hablar de tradición, Gadamer no sólo entiende cultura, sino instituciones y formas de vida, pero sobre todo, el encuentro con el arte, ya que este es una forma de vida que se halla inmersa en las tradiciones.[1]

De lo anterior que, para Gadamer el arte es el punto de origen para la comprensión histórica del hombre, pero porqué el arte y no las ciencias, porqué el arte y no las tradiciones humanas mismas; el arte es tomado por Gadamer, porque en él ve la expresión primera del hombre, antes que las ciencias, el arte es el modo originario de expresión humana; y no en las tradiciones mismas, ya que hay arte en todas y cada una de ellas, y de modo originario el arte las antecede, por ello Gadamer dice que: ‘el arte, entre todo lo que encontramos en la naturaleza y en la historia, es aquello nos habla de manera más inmediata y que exhala una familiaridad enigmática que se apodera de todo nuestro ser –como si no existiera en absoluto la distancia y como si todo encuentro con una obra de arte significara un encuentro con nosotros mismos.[2]’, de modo que la experiencia del arte es una experiencia que no conoce referencia temporal, se da en un tiempo ciertamente, pero el encuentro suscitado frente a una obra de arte, significa un encuentro con lo familiar, con lo humano mismo, de ahí que diga un encuentro con nosotros mismos; de modo que la experiencia estética es un evento que trasciende la temporalidad del hombre y de la obra del arte, la obra de arte es un presente atemporal. La realidad de la obra de arte, y por lo tanto, la experiencia estética, no se limita al horizonte de lo histórico.

El arte como expresión humana es lenguaje. Y es lenguaje ‘porque toda experiencia del mundo se transmite de forma lingüística[3], por lo tanto la experiencia del arte, como experiencia de la historia y de la tradición tambien se comprende y se transmite a partir del lenguaje. Por otra parte, sí se toma radicalmente la tesis de Gadamer de que: ‘el ser que es comprendido es lenguaje’, tenemos que el arte en cuanto que lenguaje, puede ser comprendido, y al comprenderlo, el ser humano se comprende a sí mismo también.

El arte se comprende por medio de la experiencia hermenéutica que se tiene de él, cuyo objetivo es explicar y comunicar por nuestro propio esfuerzo lo que ha sido dicho por otros y lo que hallamos en la tradición[4] y también del arte; el objetivo de la experiencia hermenéutica del arte, es hacer accesible a nuestra comprensión, la verdad misma del arte. El arte en cuanto es ‘no’ dicho como palabra sino lenguaje en cuanto expresado por el hombre, tiene algo que decirnos, que comunicarnos, ya que todo lenguaje tiene una significación, una verdad que transmitir, y así esta, la verdad del arte ‘ha de integrarse en la autocomprensión de cada uno.[5]’. Para esto hay que tomar en cuenta tambien, que no es posible entender, si uno no quiere entender[6], es decir, si uno no quiere que le digan algo, de modo que la verdad del arte, comunica, en cuanto se comprende, de modo que el hombre también se comprende en cuanto él mismo tambien quiere comprender y al mismo tiempo comprenderse. La obra de arte y el hombre, mantienen un diálogo y en él, y mediante él ambos son comprendidos; la verdad del arte expresa su verdad y el comprensor se comprende.

Si se ha llegado a comprender hasta ahora, que la obra de arte, tiene una verdad que comunicar, se tiene que tomar en cuenta que la verdad es múltiple, ya que cada ser humano conoce de distinta forma y en grados distintos, de modo que la comprensión varia en la medida en que el comprensor comprende, es interpretada en la medida en que se interpreta, de ahí que la experiencia del arte no concibe un solo sentido, ya que ésta, la obra de arte, nos confronta con nosotros mismos, ya que ella nos dice algo, y al comprender su mensaje, se llega a un descubrimiento de algo que estaba oculto, de modo que la comprensión de la obra artística es un encuentro consigo mismo.[7] La experiencia del arte pone de manifiesto un estremecimiento gozoso y terrible[8], que es la autocomprensión de uno mismo.

4, El aspecto lúdico-estético de la Existencia Humana.

Para comenzar la exposición del aspecto lúdico de la existencia humana, se debe entender que el arte es el modo bajo el cual el hombre se manifiesta a lo largo de la historia y de la tradición; el arte es de principio la forma originaria de la proyección humana, su realización es la obra de arte y a través de ésta, el hombre se interpreta en la medida que profundiza su encuentro estético con ella, ya que tiene un acercamiento consigo mismo a través de la obra artística.

El juego es también arte, ya que implica una actividad profundamente espiritual del hombre, y además ‘es una función elemental de la vida humana, hasta el punto que no se puede pensar en absoluto la cultura humana sin un componente lúdico.[9], el juego por lo tanto es un modo fundamental del ser del hombre, y tiene una amplia relación con el arte, ya que el arte tanto como el juego, exigen libertad, y en cuanto libertad, automovimiento, lo cual es un modo único de lo viviente.

El juego no tiende a un final, y la obra de arte tampoco tiende a una determinación, ni a una interpretación única y final, en el juego se tiene únicamente a la autorepresentación del ser viviente[10], y el arte lleva a una autointerpretación existencial como existente, y analógicamente como viviente.

El juego describe un jugar-con, e incluso aquél que sólo observa (el espectador), también está en el juego, es alguien que participa en el juego, es parte de él[11], se interpreta como parte del juego; de este mismo modo, el que observa también la obra de arte, es parte de ella, ya que se reconoce en ella, como parte de ella. Por lo tanto el arte y el juego se identifican en cuanto actitud fundamental de la existencia humana, pero el arte por ser un aspecto aún más general, hace que el juego sea parte de él, de modo que el juego es un aspecto del arte, y así el arte es tambien un aspecto lúdico de la existencia humana.

Entonces si se toma en serio es aspecto lúdico del arte, la experiencia originaria del arte sólo será originaria a aquél que juega-con, es decir, para aquél que participa de la obra de arte, para aquél que se interpreta a partir de ella, a aquél que responde ante la obra de arte de una forma personal[12].

La respuesta del hombre ante la experiencia lúdico-estética será siempre un evento de variación y diferencia, ya que todo entender hermenéutico es siempre posibilidad, y en cuanto posibilidad es algo indeterminado, que se presta a múltiples interpretaciones, de modo que la respuesta será un espacio libre, el cual todos llenamos, en la medida en que se interpreta, se juega-con, y se participa en la obra de arte[13].

Por lo tanto la obra de arte como lenguaje, siempre tendrá algo que decir, pero esto que se dice sólo se comprende en la medida en que se juega-con, participa con la obra de arte, y participar es aceptar de principio, comprometerse en responder a modo de autointerpretarse a partir de la obra de arte; ante todo esto hay que tomar de mayor importancia, que el arte, es un aspecto lúdico de la existencia humana, ya que el arte es la forma originaria de la expresión humana, y el juego es el aspecto de participación con la obra de arte, a partir de la cual el hombre se interpreta, como un ser lúdico, como un ser artístico, o decir más radicalmente que el hombre vive artísticamente.

5, Conclusión.

Desde la determinación Heideggeriana del hombre como existencia, se abrió el camino para concebir que la existencia del hombre sea en esencia ‘posibilidad’, esto lo tomó Gadamer, para definir el modo de ser del hombre, como un intérprete de sí mismo, que al comprender se comprende; y que el modo fundamental de comprenderse es a partir del arte, ya que el arte es históricamente anterior a toda ciencia, y que el arte implica el carácter fundamental bajo el cual el hombre se ha mostrado a lo largo de las tradiciones y de la historia. Así la obra de arte, como proyección existencial del hombre, es el lugar para suscitar el encuentro del hombre consigo mismo. Un aspecto de la obra de arte es su transtemporalidad, ya que ella es un presente total; en la obra de arte no hay tiempo, ya que ella propicia siempre un encuentro presente con el hombre, y así un evento de autointerpretación cada vez distinto. Pero este evento de autointerpretación, no es posible sin el aspecto lúdico del arte, ya que el juego, es una participación, de modo que la participación con la obra de arte es lo que propicia la interpretación del hombre, como un ser artístico, como un ser lúdico.

Personalmente el aspecto lúdico-estético de la existencia humana en Gadamer es una interpretación demasiado interesante de lo que es el hombre, un ser que vive artísticamente, o bien como un ser que vive poéticamente como diría Hölderlin y más tarde Heidegger. Creo que hablar de arte hace una alusión totalizadora del hombre, y un tanto de justicia al interpretarlo como artista, en cuanto a su ingenio, a su espíritu, a sus capacidades creadoras y productoras.

Bibliografía:

GADAMER, La Actualidad de lo Bello, Barcelona, Paidós, 2002; GADAMER, Antología, Trad. Constantino Ruiz, Salamanca, Sígueme, 2001; GADAMER, Verdad y Método I, Trad. Ana Agud., Salamanca, Sígueme, 2005; HEIDEGGER, ONTOLOGÍA, Hermenéutica de la Facticidad, Trad. J. Aspiunza, Madrid, Alianza, 2008; ZUÑIGA F. La recaída de Gadamer y Heidegger en la metafísica del arte del joven Nietzsche, IN: PENSAMIENTO, Núm. 229, Vol. 65. P. 43-58.



[1] GADAMER., Antología, p. 152.

[2] GADAMER, Antología, p. 151.

[3] GADAMER, Antología, p. 155.

[4] GADAMER, Antología, p. 154.

[5] GADAMER, Antología, p. 156.

[6] GADAMER, Antología, p. 157.

[7] Cf. GADAMER, Antología, p. 157-158.

[8] Cf. GADAMER, Antología, p. 160.

[9] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, Barcelona, Paidós, 2002, p. 66.

[10] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p. 67.

[11] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p.69.

[12] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p. 73.

[13] Ver. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p. 71-75.

sábado, 8 de enero de 2011

‘La comprensión Lúdica-Estética de la existencia Humana, en H-G. Gadamer’. (uno)


1. INTRODUCCIÓN.

Mi inclinación a la filosofía se ha pronunciado hacia la fenomenología hermenéutica del pensamiento de Heidegger, que parte desde la experiencia de la vida fáctica, es decir desde el existir propio del ser humano o en todo caso desde la experiencia originaria de la existencia.

Contando con algunas lecturas para hacer un análisis de la estética en Heidegger, he decidido abordar la escuela más cercana a él dentro de la misma Hermenéutica, y es precisamente la escuela de Gadamer. ¿Porqué Gadamer y no Heidegger? Primeramente porque los análisis de Heidegger se limitan a la literatura poética de Hölderlin, al origen de la obra de arte y a la esencia de la poesía, y en segundo lugar porque mis inclinaciones en Heidegger son hacia su hermenéutica de la vida fáctica o analítica de la existencia, que personalmente, dentro de la Hermenéutica en relación con la Estética, Gadamer tiene alcances con mayores frutos.

Cierto es que Heidegger está implícito en algunas premisas de las tesis de Gadamer, pero Gadamer a diferencia de Heidegger ofrece nuevos horizontes hacia la cuestión de la interpretación del ser humano, y una de ellas es precisamente, la interpretación de la existencia humana a partir de la experiencia estética, entendiendo ‘la experiencia’ como ‘una experiencia hermenéutica’, un evento de comprensión que es al mismo tiempo una auto comprensión, y en síntesis, una auto-comprensión de la existencia humana a partir de la experiencia estética.

La tesis anteriormente citada, es la que trataré de exponer, y para ello en la primera parte de este trabajo, expondré algunas cuestiones fundamentales como la tesis Heideggeriana del Seinkönnen (Poder-Ser) como Auto-comprensión existencial, y el uso que Gadamer da a la propuesta de Heidegger; en la segunda parte haré un análisis de la experiencia estética y su relación con la hermenéutica de Gadamer, y algunos conceptos generales como la transtemporalidad del arte, y la verdad del arte; en la tercera parte, teniendo como base los temas anteriores, pasaré a la exposición de la comprensión de lúdico-estética del hombre, que parte de la experiencia del arte.

1. 2, La auto-comprensión como el hilo conductor de la Hermenéutica: Heidegger y Gadamer.

En su obra magna Ser y Tiempo, Heidegger desarrolla una tesis que 33 años más tarde Gadamer retomará y quedará como uno de los hilos conductores de su obra principal Verdad y Método. Esta tesis es la del Seinkönnen que define al Dasein como un Poder-Ser, es decir que el Dasein es posibilidad, y existe en la modalidad de ser-posibilidad.

El hecho de que el Dasein es posibilidad, es expresión de que no es un ente determinado por alguna esencia que lo condicione (en sentido tradicional); para comprender esto de forma más radical, el Dasein no tiene esencia alguna bajo la cual él actúe en función, es una existencia cuya esencia es la carencia de fundamento, pero sí tiene esencia en el sentido de que su esencia es ser-posibilidad, es decir, que el Dasein existe conforme a su esencia en cuanto posibilidad.

Las posibilidades del Dasein, no son infinitas, sino están determinadas y circunscritas a lo que él llama mundo, mundo es aquello que el Dasein conoce, aquello donde el Dasein existe y hacia el cual proyecta su ser como posibilidad. De modo que la cultura puede ser el mundo del Dasein, porque en ésta nace, crece y muere, y de modo más general rige y proyecta su Ser-en-el-Mundo.

El Dasein existe pro-yectando su ser como posibilidad en-el-Mundo y bajo esas mismas posibilidades se comprende. La comprensión por lo tanto no es una posibilidad ni una función teorética del hombre, sino es más bien: su modo de ser originario; de ahí que analógicamente se entienda una antropología en sentido hermenéutico en Heidegger, la cual tiene como fundamento, que la modalidad de ser del Dasein es un interpretar o bien un comprender, que consecuentemente es un comprenderse; esta tesis se comprueba en un curso que Heidegger dio en 1923, y el cual fue el primero al que asistió personalmente Gadamer, la tesis reza así: ‘La interpretación es algo cuyo ser es el propio vivir fáctico.[1]’, y algunas líneas más arriba dice: ‘llegar a entenderse y ser ese entender.[2]’, profundizando en las anteriores citas, tenemos que el Dasein existe interpretándose como una posibilidad.

El auto-comprenderse del Dasein o de la existencia humana, es su modo originario de ser, y al verse a sí mismo como una posibilidad ya consumada, es decir como un ente determinado totalmente, el Dasein se ha delimitado y acabado con su poder ser y su poder interpretarse; de modo que las interpretaciones totalizadoras del hombre, ya sean las metafísicas de zoón lógon éxon, animal rationale, la política de zoón politikón, la económica de homo oeconómicus, la social de contratista, soberano y las demás por mencionar en todos los aspectos de las ciencias son sólo interpretaciones parciales de lo que es de principio el hombre: una existencia puramente indeterminada y encaminada a un poder-ser.

Después de haber expuesto la tesis Heideggeriana de la auto-interpretación como modo originario de ser del hombre, pasaré a exponer el modo bajo el cual Gadamer usa esta tesis Heideggeriana en su obra magna Verdad y Método.

En el prólogo a la segunda edición de Verdad y Método, Gadamer dice, ‘La analítica temporal del Dasein humano en Heidegger ha mostrado en mi opinión de una manera convincente, que la comprensión no es uno de los modos de comportamiento del sujeto, sino el modo de ser del propio Dasein. En este sentido es como hemos empleado aquí el concepto de «hermenéutica». Designa el carácter fundamentalmente móvil del Dasein, que constituye su finitud, su especificidad y que por lo tanto abarca el conjunto de su experiencia del Mundo.[3], de modo que para Gadamer al igual que para su maestro, la compresión es el modo de actuar fundamental del hombre, este carácter de comprender, es al mismo tiempo un carácter hermenéutico de autocomprensión.

La comprensión para Gadamer no es un ideal resignado de la experiencia vital en la senectud del espíritu como en Dilthey, tampoco como un ideal metódico y último de la filosofía frente a la ingenuidad del ir viviendo como en Husserl, comprender, es la forma originaria de la realización del Dasein en cuanto que es siempre un Poder-ser[4].

Por lo tanto, si se comprende la anterior exposición de que el Dasein en Heidegger es poder-ser e intérprete de sí, que se da siempre desde el horizonte de la temporalidad, y que consecuentemente su realización existencial es una realización histórica, en Gadamer por lo tanto se entiende que: la realización del hombre consiste en una comprensión lograda de la existencia humana, es decir, que la realización del hombre en cuanto tal reside en una autocomprensión de sí mismo (pero no a partir de sí como se verá más adelante); y que esto representa un nuevo estadio de libertad espiritual[5].

Tanto para Heidegger como para Gadamer, el comprender es un evento de realización de la existencia humana, pero el añadido de Gadamer, es que el comprender se comprende desde la historia, es decir, que el hombre se comprende desde su pertenencia histórica[6], y no como en Heidegger, que la historia o la historicidad es propia del Dasein[7]. De ahí que la realización del hombre consiste, como anteriormente se dijo, en una comprensión de sí mismo, pero no a partir de sí, sino a partir de su pertenencia a la historia y consecuentemente a la tradición.

2.1, Comprensión e Historia.

Las primeras comprensiones acerca del hombre parten desde las ciencias, tal como vio Heidegger, pero las ciencias sólo ven lados puramente fraccionados del hombre, y lo interpretan a partir de ellas, conociendo en consecuencia sólo regiones del ente que es el hombre. La hermenéutica a diferencia de las ciencias que dividen al Ser humano, es una ciencia que lucha en contra del método a favor de la verdad, y que parte desde la vida, es decir desde la existencia del ser humano; tomando la existencia no como un objeto de estudio, sino como un eje de comprensión[8]. Por lo tanto la verdad y el método, como se ve en la obra de Gadamer, son opuestos por naturaleza, ya que la verdad de la ciencia jamás será la verdad de la hermenéutica, ésta en todo caso es y será siempre el hombre, comprendido como una unidad autointerpretadora.

La hermenéutica llama arte al modo como el hombre se muestra y se ha ido mostrando a sí mismo a lo largo de toda la historia[9], y al mismo tiempo, cómo el hombre se ha ido interpretando a través de esta historia. De modo que si el proceso hermenéutico es un proceso de temporalidad, en ella (en la temporalidad) se mostrarán las distintas posibilidades de interpretación del modo humano de ser. Pero en ningún momento se debe entender que el comprender es un proceso de autointerpretación subjetivo, sino al contrario, éste debe verse como un proceso que se desplaza en el acontecer de la tradición[10] y de la historia; y que toda compresión tiende a una perfección[11] de la comprensión hermenéutica. De modo una perfecta comprensión hermenéutica del hombre, sólo se da en el tiempo, pero no a partir de su temporalidad como en Heidegger, sino a partir de la historicidad a la cual el hombre pertenece, por lo tanto para llevar a cabo una comprensión del hombre hay que tomar distancia en el tiempo, ya que sólo ésta hace posibles nuevas formas de comprensión, cada vez más puras, en la medida en que los prejuicios ya no condicionan la autointerpretación de la existencia humana[12]; de modo que si la constitución fundamental de la historicidad del existir humano consiste en comunicarse consigo mismo, entendiéndose, comprendiéndose, la condición para su auténtica comprensión será en la historicidad de su historia, y consecuentemente también de la pertenencia a una tradición[13]. En la historia y en la tradición, es donde se encuentra de forma general, la experiencia del arte, como el modo originario de expresión humana, y consecuentemente el lugar más preciso para su comprensión.



[1] Cf. HEIDEGGER., ONTOLOGÍA, Hermenéutica de la Facticidad, Trad. Jaime Aspiunza, Madrid, Alianza, 2008, p. 33.

[2] Cf. HEIDEGGER., ONTOLOGÍA, p. 33.

[3] GADAMER., Verdad y Método I, Trad. Ana Agud y Rafael de Agapito, Salamanca, Sígueme, 2005, p.12.

[4] Cf. GADAMER., Verdad y Método I, p. 324-325.

[5] Cf. GADAMER., Verdad y Método I, p. 326.

[6] En realidad no es la historia la que nos pertenece, sino que somos nosotros los que pertenecemos a ella’ Cf. GADAMER., Verdad y Método I, p.344.

[7] Cf. HEIDEGGER., SER Y TIEMPO, §72-§77.

[8] Al hacer referencia de la vida como eje de comprensión, se debe entender no un modo teórico de constatación, sino como un lugar de efectividad, de ahí que Heidegger y Gadamer tomen con bastante seriedad la situación de la vida fáctica, como centro de la Hermenéutica. Cf. GADAMER, Verdad y Método, p. 318-330.

[9] ZUÑIGA F. La recaída de Gadamer y Heidegger en la metafísica del arte del joven Nietzsche, IN: PENSAMIENTO, Núm. 229, Vol. 65, p. 44.

[10] GADAMER., Verdad y Método I, p. 360.

[11] GADAMER., Verdad y Método I, p. 363. La realización de la tendencia a la perfección tiene su lugar, en la explicitación de una comprensión auténtica, la cual se da en la medida en que se profundiza, se unifica y perfecciona, en el comprender. Todo comprender será cada vez distinto, puesto que el ser del hombre es ser posibilidad, es decir, tener diferentes modos de ser.

[12] GADAMER., Verdad y Método I, p. 368-369.

[13] GADAMER, Antología, Trad. Constantino Ruiz, Salamanca, Sígueme, 2001, p. 152.