lunes, 20 de diciembre de 2010

La Deconstrucción de la Tradición Antropológica.


Si el proyecto llamado Ser y Tiempo es una renovación explicita de la fenomenología, que en su centro pone la vida fáctica, es decir, el existir humano, ¿Por qué Heidegger derroca toda previa interpretación del ente que somos nosotros mismos? Sencillo, porque para Heidegger, la tradición jamás ha interpretado aquello que a primera vista es lo más obvio, la existencia o el existir humano, y que en vez de interpretar primariamente al hombre en su relación existencial con el Ser, ha pasado a interpretarlo metafísicamente como un ζον λγον χον o animal rationale; teológicamente como un ens creatum con categorías de imagen y semejanza de lo divino; posteriormente la biología como una sub-especie de lo viviente en términos de ζωή y ζον, el centro de la crítica Heideggeriana es que al hombre, en este caso al Dasein jamás se le ha interpretado desde lo que es él mismo en su Ser, una totalidad ontológica-existencial.

Por esta razón, desde 1923 Heidegger comienza su proyecto de destruktion de la tradición, el cual tiene como fin principal no el acabar con la tradición, sino ver el fundamento originario de ésta, ya que desmontando críticamente la tradición no queda posibilidad alguna de extraviarse en problemas que sólo en apariencia sean importantes.[1], de modo que sólo entrando en contacto con el fundamento propio de la tradición se pueden develar aquellos puntos que resultan insuficientes en el tratamiento de la cuestión, en este caso de la cuestión de la existencia humana originaria, por ello es la crítica de Heidegger hacia las ciencias, que sólo han interpretado rasgos accidentales o bien sólo algunas regiones del ente que somos. En las lecciones sobre Ontología dictadas en 1923 Heidegger dedica los parágrafos §-§ 4, 5 y 6 para descifrar los hilos conductores de la tradición Metafísica y Teológica, que para él, han determinado el curso del pensamiento occidental.

En Ser y Tiempo, Heidegger usa el mismo tratamiento de deconstrucción[2] iniciado en las lecciones de 1923, esto a modo de una propedéutica que servirá para la edificación del proyecto de la Analítica de la Existencia, ya que ni la Antropología, ni la Teología unida a ella, ni la Psicología, ni la Biología apuntan en absoluto al Dasein[3]. En ningún caso, la destrucción ontológica que hace Heidegger tiene un significado negativo, sino al contrario, el sentido de la deconstrucción es despojar de su rigidez lo que a lo largo de la tradición se ha petrificado, y mostrar de esta manera los elementos vivos y fecundos, que subyacen a la base de la tradición[4].

Ante la eminente rehabilitación por la cuestión del Ser, a partir de la ontología a modo de fenomenología, y ésta a modo de fenomenología hermenéutica que tiene como temática principal la vida fáctica es decir, la existencia del Dasein, Heidegger da paso a su proyecto de deconstrucción, el cual le sirve para profundizar en lo más hondo y fundamental de la tradición antropológica, para que, conocido el fundamento originario de esta tradición, partir hacia a una nueva interpretación del sentido y verdad del Ser a parir del ente que somos, a través de una Ontología Fundamental que tiene como tesis principal la siguiente proposición: La Temporeidad se nos mostrará como el sentido del ser de este ente que llamamos Dasein[5], de modo que esta tesis atraviesa todo el proyecto de rehabilitación por la pregunta del ser del hombre y en consecuencia el sentido del Ser en General.
Por. J. Eduardo Rincón S.


[1] Cfr. HEIDEGGER M., Ontología, Hermenéutica de la Facticidad., Pág. 100.

[2] Cfr. HEIDEGGER M., SER Y TIEMPO, Pág. 66-71. § 10. Delimitación de la Analítica del Dasein frente a la Antropología, la Psicología y la Biología.

[3] Cfr. HEIDEGGER M., SER Y TIEMPO, Pág. 67, nota ‘a’.

[4] Cfr. HEIDEGGER M., SER Y TIEMPO, Pág. 43.

[5] Cfr. HEIDEGGER M., SER Y TIEMPO, Pág. 38.

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