martes, 11 de enero de 2011

‘La comprensión Lúdica-Estética de la existencia Humana, en H-G. Gadamer’. (Dos-Final)

3, Experiencia Estética y Hermenéutica.

Al hablar de tradición, Gadamer no sólo entiende cultura, sino instituciones y formas de vida, pero sobre todo, el encuentro con el arte, ya que este es una forma de vida que se halla inmersa en las tradiciones.[1]

De lo anterior que, para Gadamer el arte es el punto de origen para la comprensión histórica del hombre, pero porqué el arte y no las ciencias, porqué el arte y no las tradiciones humanas mismas; el arte es tomado por Gadamer, porque en él ve la expresión primera del hombre, antes que las ciencias, el arte es el modo originario de expresión humana; y no en las tradiciones mismas, ya que hay arte en todas y cada una de ellas, y de modo originario el arte las antecede, por ello Gadamer dice que: ‘el arte, entre todo lo que encontramos en la naturaleza y en la historia, es aquello nos habla de manera más inmediata y que exhala una familiaridad enigmática que se apodera de todo nuestro ser –como si no existiera en absoluto la distancia y como si todo encuentro con una obra de arte significara un encuentro con nosotros mismos.[2]’, de modo que la experiencia del arte es una experiencia que no conoce referencia temporal, se da en un tiempo ciertamente, pero el encuentro suscitado frente a una obra de arte, significa un encuentro con lo familiar, con lo humano mismo, de ahí que diga un encuentro con nosotros mismos; de modo que la experiencia estética es un evento que trasciende la temporalidad del hombre y de la obra del arte, la obra de arte es un presente atemporal. La realidad de la obra de arte, y por lo tanto, la experiencia estética, no se limita al horizonte de lo histórico.

El arte como expresión humana es lenguaje. Y es lenguaje ‘porque toda experiencia del mundo se transmite de forma lingüística[3], por lo tanto la experiencia del arte, como experiencia de la historia y de la tradición tambien se comprende y se transmite a partir del lenguaje. Por otra parte, sí se toma radicalmente la tesis de Gadamer de que: ‘el ser que es comprendido es lenguaje’, tenemos que el arte en cuanto que lenguaje, puede ser comprendido, y al comprenderlo, el ser humano se comprende a sí mismo también.

El arte se comprende por medio de la experiencia hermenéutica que se tiene de él, cuyo objetivo es explicar y comunicar por nuestro propio esfuerzo lo que ha sido dicho por otros y lo que hallamos en la tradición[4] y también del arte; el objetivo de la experiencia hermenéutica del arte, es hacer accesible a nuestra comprensión, la verdad misma del arte. El arte en cuanto es ‘no’ dicho como palabra sino lenguaje en cuanto expresado por el hombre, tiene algo que decirnos, que comunicarnos, ya que todo lenguaje tiene una significación, una verdad que transmitir, y así esta, la verdad del arte ‘ha de integrarse en la autocomprensión de cada uno.[5]’. Para esto hay que tomar en cuenta tambien, que no es posible entender, si uno no quiere entender[6], es decir, si uno no quiere que le digan algo, de modo que la verdad del arte, comunica, en cuanto se comprende, de modo que el hombre también se comprende en cuanto él mismo tambien quiere comprender y al mismo tiempo comprenderse. La obra de arte y el hombre, mantienen un diálogo y en él, y mediante él ambos son comprendidos; la verdad del arte expresa su verdad y el comprensor se comprende.

Si se ha llegado a comprender hasta ahora, que la obra de arte, tiene una verdad que comunicar, se tiene que tomar en cuenta que la verdad es múltiple, ya que cada ser humano conoce de distinta forma y en grados distintos, de modo que la comprensión varia en la medida en que el comprensor comprende, es interpretada en la medida en que se interpreta, de ahí que la experiencia del arte no concibe un solo sentido, ya que ésta, la obra de arte, nos confronta con nosotros mismos, ya que ella nos dice algo, y al comprender su mensaje, se llega a un descubrimiento de algo que estaba oculto, de modo que la comprensión de la obra artística es un encuentro consigo mismo.[7] La experiencia del arte pone de manifiesto un estremecimiento gozoso y terrible[8], que es la autocomprensión de uno mismo.

4, El aspecto lúdico-estético de la Existencia Humana.

Para comenzar la exposición del aspecto lúdico de la existencia humana, se debe entender que el arte es el modo bajo el cual el hombre se manifiesta a lo largo de la historia y de la tradición; el arte es de principio la forma originaria de la proyección humana, su realización es la obra de arte y a través de ésta, el hombre se interpreta en la medida que profundiza su encuentro estético con ella, ya que tiene un acercamiento consigo mismo a través de la obra artística.

El juego es también arte, ya que implica una actividad profundamente espiritual del hombre, y además ‘es una función elemental de la vida humana, hasta el punto que no se puede pensar en absoluto la cultura humana sin un componente lúdico.[9], el juego por lo tanto es un modo fundamental del ser del hombre, y tiene una amplia relación con el arte, ya que el arte tanto como el juego, exigen libertad, y en cuanto libertad, automovimiento, lo cual es un modo único de lo viviente.

El juego no tiende a un final, y la obra de arte tampoco tiende a una determinación, ni a una interpretación única y final, en el juego se tiene únicamente a la autorepresentación del ser viviente[10], y el arte lleva a una autointerpretación existencial como existente, y analógicamente como viviente.

El juego describe un jugar-con, e incluso aquél que sólo observa (el espectador), también está en el juego, es alguien que participa en el juego, es parte de él[11], se interpreta como parte del juego; de este mismo modo, el que observa también la obra de arte, es parte de ella, ya que se reconoce en ella, como parte de ella. Por lo tanto el arte y el juego se identifican en cuanto actitud fundamental de la existencia humana, pero el arte por ser un aspecto aún más general, hace que el juego sea parte de él, de modo que el juego es un aspecto del arte, y así el arte es tambien un aspecto lúdico de la existencia humana.

Entonces si se toma en serio es aspecto lúdico del arte, la experiencia originaria del arte sólo será originaria a aquél que juega-con, es decir, para aquél que participa de la obra de arte, para aquél que se interpreta a partir de ella, a aquél que responde ante la obra de arte de una forma personal[12].

La respuesta del hombre ante la experiencia lúdico-estética será siempre un evento de variación y diferencia, ya que todo entender hermenéutico es siempre posibilidad, y en cuanto posibilidad es algo indeterminado, que se presta a múltiples interpretaciones, de modo que la respuesta será un espacio libre, el cual todos llenamos, en la medida en que se interpreta, se juega-con, y se participa en la obra de arte[13].

Por lo tanto la obra de arte como lenguaje, siempre tendrá algo que decir, pero esto que se dice sólo se comprende en la medida en que se juega-con, participa con la obra de arte, y participar es aceptar de principio, comprometerse en responder a modo de autointerpretarse a partir de la obra de arte; ante todo esto hay que tomar de mayor importancia, que el arte, es un aspecto lúdico de la existencia humana, ya que el arte es la forma originaria de la expresión humana, y el juego es el aspecto de participación con la obra de arte, a partir de la cual el hombre se interpreta, como un ser lúdico, como un ser artístico, o decir más radicalmente que el hombre vive artísticamente.

5, Conclusión.

Desde la determinación Heideggeriana del hombre como existencia, se abrió el camino para concebir que la existencia del hombre sea en esencia ‘posibilidad’, esto lo tomó Gadamer, para definir el modo de ser del hombre, como un intérprete de sí mismo, que al comprender se comprende; y que el modo fundamental de comprenderse es a partir del arte, ya que el arte es históricamente anterior a toda ciencia, y que el arte implica el carácter fundamental bajo el cual el hombre se ha mostrado a lo largo de las tradiciones y de la historia. Así la obra de arte, como proyección existencial del hombre, es el lugar para suscitar el encuentro del hombre consigo mismo. Un aspecto de la obra de arte es su transtemporalidad, ya que ella es un presente total; en la obra de arte no hay tiempo, ya que ella propicia siempre un encuentro presente con el hombre, y así un evento de autointerpretación cada vez distinto. Pero este evento de autointerpretación, no es posible sin el aspecto lúdico del arte, ya que el juego, es una participación, de modo que la participación con la obra de arte es lo que propicia la interpretación del hombre, como un ser artístico, como un ser lúdico.

Personalmente el aspecto lúdico-estético de la existencia humana en Gadamer es una interpretación demasiado interesante de lo que es el hombre, un ser que vive artísticamente, o bien como un ser que vive poéticamente como diría Hölderlin y más tarde Heidegger. Creo que hablar de arte hace una alusión totalizadora del hombre, y un tanto de justicia al interpretarlo como artista, en cuanto a su ingenio, a su espíritu, a sus capacidades creadoras y productoras.

Bibliografía:

GADAMER, La Actualidad de lo Bello, Barcelona, Paidós, 2002; GADAMER, Antología, Trad. Constantino Ruiz, Salamanca, Sígueme, 2001; GADAMER, Verdad y Método I, Trad. Ana Agud., Salamanca, Sígueme, 2005; HEIDEGGER, ONTOLOGÍA, Hermenéutica de la Facticidad, Trad. J. Aspiunza, Madrid, Alianza, 2008; ZUÑIGA F. La recaída de Gadamer y Heidegger en la metafísica del arte del joven Nietzsche, IN: PENSAMIENTO, Núm. 229, Vol. 65. P. 43-58.



[1] GADAMER., Antología, p. 152.

[2] GADAMER, Antología, p. 151.

[3] GADAMER, Antología, p. 155.

[4] GADAMER, Antología, p. 154.

[5] GADAMER, Antología, p. 156.

[6] GADAMER, Antología, p. 157.

[7] Cf. GADAMER, Antología, p. 157-158.

[8] Cf. GADAMER, Antología, p. 160.

[9] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, Barcelona, Paidós, 2002, p. 66.

[10] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p. 67.

[11] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p.69.

[12] Cf. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p. 73.

[13] Ver. GADAMER, La Actualidad de lo Bello, p. 71-75.

2 comentarios:

  1. ¿Qué va a ser de nosotros ahora que has dejado de escribir?
    Admiraría haberte conocido en este tu estado menos literario, siendo que lo mío es más el escepticismo.

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